La iglesia en la etapa del pos-crecimiento - por Pedro Kwon, ThM


Según las estadísticas realizadas por Télam en 2008 pertinentes al panorama religioso en Argentina arrojaron los siguientes datos: los católicos representaban el 76.5% y los evangélicos el 9% de la población (10.2%, incluyendo a los Testigos de Jehová y a los Mormones), logrando exceder el 10% por primera vez después de mucho tiempo. Sin embargo, las datos recogidas en 2019 dieron a entender que los católicos menguaron al 62,9% mientras que los protestantes aumentaron al 13% de los protestantes (15,3%, incluyendo a los Testigos de Jehová y a los Mormones). Las personas no religiosas aumentaron del 11.3% al 18.9%. De aquellos han dejado el catolicismo algunos han elegido pertenecer a las iglesias evangélicas mientras que otros se volvieron no religiosos. Los datos registrados presentan una perspectiva variada y diferencial. Las iglesias evangélicas parecieran haber crecido un 50% en los últimos diez años; los pastores que ministran en el interior del país han reportado cierto crecimiento en sus provincias mientras que aquellos que trabajan en el cono urbano alegan que sus iglesias han experimentando últimamente un estancamiento. Aún así, según la última estadística, el 80% de la población argentina afirma creer en Dios. A juzgar por los resultados de la encuesta, pareciera ser que la Argentina es un país cristiano bien evangelizado. Sin embargo, es necesario esclarecer el panorama religioso del país.




Encuesta 2008.

El 30% de la población católica reportó que asistía regularmente a misa, pero en realidad alrededor de un 80% se consideran como "católicos nominales". Es evidente que, en la práctica, muy pocas personas viven intrínsecamente la fe cristiana que profesan. Los evangélicos representan aproximadamente el 13%, pero al igual que los católicos, más de la mitad no asiste a la iglesia, a quienes podemos considerar como creyentes nominales (“Crece el número de argentinos sin religión" https://www.telam.com.ar, conectado 07 de agosto, 2020). El Dr. Pablo Deiros, un académico y pastor (entrevistado el 6 de mayo, 2019) estima que un 65% de los protestantes no asisten regularmente a los servicios de sus congregaciones; sin embargo, reconoce que es difícil establecer exactamente la cantidad de evangélicos que asisten regularmente a sus iglesias.
Encuesta de 2019.

Aunque el número de evangélicos ha estado creciendo según los datos estadísticos, los católicos mantienen una mayoría absoluta de adherentes y aún ejercen una profunda influencia en la política, la economía y la sociedad. Pablo Lewzuk, un profesor seminarista, ha notado que el crecimiento de las iglesias protestantes se debió principalmente al declive católico más que a los esfuerzos misioneros protestantes (entrevistado 05 de mayo, 2019). Sin embargo, a su criterio, muchos de los convertidos no se han adaptado al estilo de vida basado en el énfasis colocado sobre la expresión concreta de su fe y la concurrencia asidua a los servicios, sino que han proseguido manifestando su estilo de vida cristiana nominal. Por otra parte, Lewzuk ha considerado ciertas tendencias en el ámbito evangélico tales como el movimiento G12, centrado en los grupos celulares, a los cuales caracterizó como un "crecimiento tardío". Si bien el "crecimiento temprano" se debió al avivamiento acoplado al movimiento renovador, el crecimiento tardío ha sido atribuido al empuje de los sistemas celulares que canalizaron los resultados del avivamiento temprano. Según su observación, la importancia adjudicada al impacto del movimiento celular ha sido cuestionado, ya que enfocó sobre la multiplicación numérica a expensas del crecimiento espiritual de las personas. En la actualidad, el auge del movimiento G12 ha menguado, dando lugar a un sentir letárgico que permea al sentir de muchos creyentes, quienes consideran a la iglesia como "una entidad estancada en un pantano" (entrevistado 05 de mayo, 2019). Al hacer a un lado el énfasis en las Escrituras y la teología derivada de la doctrina de los apóstoles, los grupos han apelado a estrategias y herramientas destinadas a aumentar la cantidad de sus miembros pero han menguado en si crecimiento y fomentado prácticas idiosincráticas, las cuales han sido expuestas a las críticas de la comunidad.
Según la opinión de Pablo Deiros, la cultura católica ha sido la base del desarrollo de la iglesia evangélica. Es a través de la misión católica que los latinoamericanos han adquirido un conocimiento básico del concepto del único Dios y de Jesucristo. Al menos, no patrocinó una actitud exclusiva hacia el cristianismo sino que dio lugar a las alternativas de las expresiones de fe protestante. En consecuencia, en América Latina las iglesias evangélicas plantaron árboles en un suelo cultural católico (entrevistado 06 de mayo, 2019). Deiros, quien ha sido un testigo presencial del crecimiento de la iglesia argentina en los años 80 y 90, ha observado que tal auge expansivo ha menguado y se ha estancado desde la década del 2000. Según su estimación, el crecimiento radical registrado en el pasado no muy lejano ha experimentado un declive, tanto numérico como integral, a causa de la falta de bases firmes derivadas de un conocimiento adecuado de la Biblia. Hasta hace unos años, la Iglesia Bautista Argentina utilizó la escuela dominical como medio de instrucción a los creyentes, siguiendo la tradición bautista sureña estadounidense. En el ámbito latinoamericano, el movimiento G12, entre otras corrientes renovadoras, influyó en el desplazamiento de la Escuela Dominical a favor de la reunión celular como medio de enseñanza (entrevistado 06 de mayo, 2019).
Este artículo enfoca sobre la necesidad de analizar el entorno de la iglesia en la etapa del pos-crecimiento actual. En la opinión del autor, el estancamiento de la iglesia puede estar asociado a varios factores, enunciados de la siguiente manera:
1. La carencia de educación teológica integral (bíblica, ortodoxa, sistemática, eclesiástica y práctica) ha permitido el surgir de varios problemas en el campo ministerial y eclesiástico. El estilo de vida, al no ser informado por los principios escriturales derivados de las enseñanzas de Jesús y los apóstoles, ha dado lugar a muchos problemas, no solo doctrinales, sino ético-morales. Las prácticas administrativas y financieras, los dictámenes legalistas, las ponencias y mandatos idiosincráticos y caprichosos por un lado, y la vida personal y social han sido afectadas por el otro, reflejadas en prácticas morales y sexuales cuestionables, y a veces, hasta carentes de culpabilidad o vergüenza.
En su análisis eclesiástico, el teólogo José Míguez Bonino ha observado que "Ni la Iglesia Católica Romana ni la Protestante han arraigado en la vida de los latinoamericanos las bases para fomentar una reflexión teológica creativa." (“A theology of Human Hope”, 1969). Según René Padilla, otro pensador latinoamericano, alegó que “La iglesia latinoamericana es una iglesia sin teología." (“Mission Between the Times”, versión coreana 1993). René Padilla, otro pensador latinoamericano, observó que la carencia de una teología proposicional en el ámbito de la iglesia no niega la existencia de una teología tácita, subyacente a las actividades de la iglesia; tampoco aludió a la ausencia de una teología especulativa que en sus ponencias pareciera justificar las prácticas particulares de las congregaciones.
La función primordial de la teología consiste en proveer las bases adecuadas para la reflexión acerca de Dios, del ser humano, de la existencia y la misión de la iglesia. Tales bases deben ser escrutinadas, asesoradas, y analizadas con mayor profundidad. "Hay una teología sin iglesia, pero la iglesia sin teología no puede existir", dice Lamberto Shurman (“El Cristo, la iglesia y la revolución”, 1970). En otras palabras, todas las actividades de la iglesia son teológicas, sean éstas proposicionalmente enunciadas o tácitamente adoptadas. René Padilla lo ha expresado de esta manera: "Si el conocimiento bíblico de un joven no excede el nivel de la Escuela Dominical, tarde o temprano su sistema de fe colapsará y no podrá soportar los efectos negativos de la vida en esta era" (“Mission Between the Times”, versión coreana 1993). Una razón por la que los jóvenes abandonan la iglesia es la carencia de una base teológica sólida que permita la expresión de la fe cristiana genuina.
2. El sincretismo que resulta a causa de la falta de discernimiento teológico, manifestado en el uso de términos, conceptos y principios que "suenan" cristianos amalgamados a conceptos populares provenientes de prácticas que bordean lo supersticioso o animista, sin tener en cuenta su epistemología. El uso de fórmulas y de expresiones idiosincráticas (p.ej., "pactar", "sellar la palabra") son adoptados sin apelar a su definición basada en la exégesis o la hermenéutica escritural, sino en interpretaciones particulares. Según Rubén Salomone, un pastor bonaerense, la Iglesia ha desarrollado muchas prácticas y productos religiosos que son populares entre el público, diseñados con el propósito de mantener su supervivencia, y lograr aumentar su crecimiento, pero ha abandonado la formación del carácter cristiano y los valores primordiales del cristianismo; en su opinión, las posibilidades de recuperación de la intención original de Jesucristo en establecer su iglesia y la perseverancia en la doctrina de los apóstoles son escasas.
3. La personalización y privatización de la iglesia local. Muchas iglesias latinoamericanas han comenzado como encuentros o reuniones familiares. La buena intención de extender el evangelio ha hecho que muchas personas que ambicionan el pastorado hayan realizado sus tareas como emprendedores que consideran a la iglesia como un proyecto propio. Algunas de estas congregaciones, al no tener un marco de referencia teológico adecuado ni estar conectadas con organismos organizacionales se han desviado de su cometido trascendental y convertido en negocios familiares, desarrollando estilos de administración personales. La tentación pastoral, al crecer numéricamente su congregación, es privatizar sus haberes y adoptar un estilo de vida suntuoso, especialmente en el caso de propagar el evangelio de la prosperidad. En la perspectiva del autor, esto no es un problema solo de las grandes iglesias, ya que pastores de iglesias pequeñas pueden albergar la misma idea.
En su opinión, el profesor Lewzuk cuestiona al Protestantismo Popular, también conocido como Neo-pentecostalismo. Según su perspectiva, tradicionalmente cada iglesia tenía a su pastor, y ahora "el pastor tiene su iglesia". En otras palabras, el pastor, en lugar de definirse como un siervo, llega a considerarse el "dueño" de la iglesia, asumiendo un poder absoluto para ministrar libremente sin que sus actividades sean restringidas, y sin rendir cuentas a una entidad que lo supervise (entrevistado 05 de mayo, 2019). Según sus observaciones, las iglesias independientes, en general, no utilizan medios congregacionales para tratar con sus asuntos administrativos, sino que sus pastores toman todas las decisiones. Tal vez, el liderazgo autocrático propulsa hasta cierto punto el crecimiento numérico, ya que los adherentes prefieren seguir los decretos enunciados por una persona considerada poderosa; sin embargo, no fomenta la salud espiritual de la congregación. La crítica expresada por Bernardo Campos alega que "La iglesia latinoamericana simplemente ha sido teñida de cristianismo" (citado por Lewzuk), y aún cuando han crecido numéricamente no han provisto salvaguardas que aseguren un discipulado saludable y efectivo que cambie el carácter y estilo de vida de los creyentes (entrevistado 05 de mayo, 2019).
4. El efecto de la afluencia económica. El autor nota la relación inversa entre los períodos de crecimiento numérico de la iglesia con el crecimiento económico de los países latinoamericanos. Las investigaciones al respecto han arrojado datos que sugieren que una vez que el PIB per cápita excede los $10,000 dólares la iglesia deja de crecer y comienza a disminuir. Tal vez el principio enunciado por Jesucristo se aplica en general: no se puede servir a dos señores: A medida que aumentan los ingresos de las personas y tienen más holgura en su estilo las personas disfrutan del ocio en lugar de asistir a la iglesia, adoptando un estilo de vida secular.
En términos generales, los factores negativos mencionados pudieran estar relacionados al estancamiento relativo experimentado por algunas congregaciones. ¿Puede la iglesia actual crecer de nuevo? ¿Hasta que punto? Las estrategias y los métodos utilizados en el pasado, aún vigentes, tal vez no sean tan efectivos. A pesar de esta tendencia, el ministerio pareciera seguir apelando a los mismos métodos utilizados durante la etapa de crecimiento. La etapa expansiva ha sido relacionada a la acción del Espíritu Santo y a la evangelización acompañada de señales sobrenaturales (factores no sujetos a la voluntad humana), no se descartan en el presente; sin embargo, los métodos y estrategias que se utilizaron adjuntamente a tales factores parecieran no dar los mismos resultados en el presente. La iglesia necesita necesita adoptar una postura positiva hacia una reflexión teológica y desarrollar una nueva estrategia pastoral.
En la opinión del autor, la iglesia argentina ha entrado en una etapa pos-crecimiento. Si el liderazgo de la iglesia no reconoce la necesidad de asesoramiento acerca de su estado, y no decide a actualizar una transformación -no solo estructural sino funcional, no logrará expandir saludablemente al Cuerpo de Cristo. Debe renovar sus procesos y alinear sus perspectivas con una visión trascendental, con Jesucristo como el Señor de su mies, y el pastorado plenamente consciente de ser, no un posesor de los feligreses, sino su siervo. En resumen, la Iglesia de crecimiento tardío debe mostrar una nueva cara al mundo a través de la esencia del evangelio y la restauración del propósito original de la iglesia. Es necesario juzgar lo considerado esencial –las Escrituras, la teología derivada de la doctrina de los apóstoles– antes de apelare a metodologías o estrategias. Es necesario recapacitar acerca de la naturaleza ontológica de la iglesia (local y universal) y definir su misión primordial, para desplazar las agendas y prácticas idiosincráticas y restablecer el diseño de Jesús con respecto a la misma. Es necesario definir la esencia del evangelio para retomar el cauce kerigmático de Jesucristo y su mensaje de gracia. Al decidir proceder en este derrotero, tendremos una menor perspectiva acerca de ¿qué es iglesia? ¿a quién sigue y obedece? y reconoceremos al amor hermanable característico por el cual la reconoceremos.

©Ftiba

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