La profundización del conocimiento bíblico para la transformación de la sociedad - por Rubén Del Ré


Días atrás, centré mi atención en el salmo 119 para descubrir las verdades que se desprenden del texto. Según estos versículos, la Palabra de Dios impacta y transforma todas y cada una de las áreas de nuestra existencia: la conducta, las relaciones, la escala de valores, los tesoros de nuestra mente, el habla, los estados de ánimo y hasta las preferencias. En resumen: la Palabra trae una visión completamente nueva a la vida, afectando absolutamente todas nuestras relaciones y nuestras valoraciones.

La iglesia encuentra su vida en la Palabra de Dios (1 Pedro 1:23), que permanece para siempre, y nos ha sido anunciada por el evangelio (vv. 24-25). Allí también halla la misión, y el poder para llevarla a cabo, al igual que los preceptos para vivir de acuerdo con los propósitos de Dios.

Sin embargo, debemos reconocer que, muchas veces, hemos limitado el impacto de la Biblia únicamente a la esfera religiosa de las personas con las que trabajamos, sin ayudarlas a desarrollar un sistema de pensamiento que rija sus vidas. El famoso investigador cristiano George Barna afirma: «Sin una visión bíblica del mundo, toda la enseñanza entra por un oído y sale por el otro. No hay estacas espirituales […] en la mente de los individuos para colgar estas verdades […] La razón principal por la que las personas no actúan como Jesús es porque no piensan como Jesús. El comportamiento se deriva de lo que pensamos: nuestras actitudes, nuestras creencias, nuestros valores y nuestras opiniones».

La cosmovisión de una persona, o su concepción general del mundo, queda en evidencia cuando ella debe responder los grandes interrogantes de la existencia humana: ¿quién soy?, ¿de dónde vengo?, ¿por qué estoy aquí?, ¿hacia dónde voy?, ¿cuál es el significado de la vida?, ¿qué es una manera correcta de vivir?, entre otras.

Un conocido expositor bíblico señala: «La verdadera visión cristiana del mundo comienza con la convicción de que Dios mismo ha hablado en las Escrituras […] por lo tanto, estas son la regla a la cual tenemos que someter toda otra supuesta verdad». En consecuencia, nuestro desafío es ayudar a las nuevas generaciones no solo a leer la Biblia, sino también a pensar desde la Biblia. Los más jóvenes deben entender el mundo y el rol de ellos desde la poderosa Palabra de Dios. La Biblia no deberá ser simplemente un cuadro que ellos observen, sino la ventana a través de la cual miren toda la realidad.

Este camino requiere preparación. No alcanza con un estudio superficial del texto sagrado. Demanda una mente inmersa en las Escrituras y sometida a ellas. También exige un entendimiento del mundo donde vivimos, donde servimos y al cual llevamos nuestro mensaje. Reclama el desarrollo de un verdadero pensamiento cristiano, bíblico y espiritual. Cuando digo espiritual, me refiero a un pensamiento que, aunque es racional, se sitúa tanto en el nivel inferior como en el superior. Según el Dr. Martyn Lloyd Jones, «incluye la dimensión de la fe. Toma en cuenta a Dios: su persona, sus atributos, sus promesas, sus hechos a lo largo de la historia y sus propósitos revelados, y los aplica a la situación terrenal».

Hoy experimentamos una necesidad imperiosa: volver a poner la Palabra de Dios en el centro de la vida y de la misión de la iglesia. Anhelamos que la Escritura sea oída, predicada (expositivamente), memorizada, enseñada, atesorada y vivida. Porque, sin dudas, la Biblia debe ejercer su acción sobre el intelecto, las emociones y la voluntad de todo creyente.

Bajo la dependencia del Señor, ¿podremos asumir el compromiso de guiar a las nuevas generaciones a entender el mundo y el rol de ellas desde la poderosa Palabra de Dios? ¿Podremos ayudar a los niños y a los jóvenes a no conformarse con meros eslóganes evangélicos? ¿Los confrontaremos bíblicamente con el sistema de pensamiento de un mundo secularizado y de una educación que abrazó el naturalismo ateo? ¿Los motivaremos a construir puentes entre el sermón del domingo, la oficina del lunes y la universidad del martes? ¿Les daremos las herramientas para cerrar la brecha entre lo sagrado y lo secular?

Rubén Del Ré 
- Director de la Sociedad Bíblica Argentina. Miembro del Comité Mundial de las Sociedades Bíblicas Unidas.

Comments

Popular posts from this blog

¿Por qué una Maestría en Divinidad? – Por Martín Kim

La Necesidad Imperiosa de Ser Versado en la Palabra de Dios - Por Pablo Polischuk, PhD