Hacia un nuevo y único liderazgo - Mario Bloise

Vivimos uno de esos periodos de oscuridad que se dan de vez en cuando en la historia. A la fecha probablemente el menos deseado y que más estragos ha traído de todos los desastres por los que hemos pasado hasta ahora en nuestra generación.


Estas crisis suelen sacar lo mejor y peor de las personas, pero, lamentablemente, la mayoría de las veces sacan lo peor.


La falta de preparación para estas situaciones ha sido notable en toda la dirigencia mundial y de manera especial en la clase política, que dejó al descubierto, además, la avaricia, corrupción y egoísmo sin límites. Evidentemente al decir todos, es introducir en el mismo envoltorio tanto a culpables como inocentes... No todos son culpables, no todos son inocentes.


Nunca en nuestro tiempo hemos tenido tantos desafíos, nunca hemos tenido tanta necesidad de líderes que modelen un estilo de vida que inspire y motive a la sociedad para recrear juntos un mundo diferente, una cultura en la cual nuestros hijos puedan crecer con libertad e igualdad de oportunidades.


Jesucristo modeló un estilo de liderazgo que sigue siendo el ejemplo por excelencia de amor y entrega que jamás ha existido. La Biblia, el libro más leído en todo el mundo, sigue siendo el manual de formación que todo líder y hombre de Dios necesita para navegar las aguas turbulentas de estos tiempos cambiantes.


Cuando hablamos de líder y liderazgo hay algunos conceptos que debemos tener en claro: El líder es una persona que está en relación de influencia con otros líderes para lograr un propósito común. Por su parte, liderazgo es el proceso que se lleva a cabo para el desarrollo mutuo, el crecimiento y la profundización del propósito, misión y visión de Dios para la o las personas involucradas.


    Los líderes cristocéntricos tienen influencia por lo que son: por su carácter y no por una posición o título. El carácter (el parecernos a Cristo) es la base y proviene de la Palabra de Dios. El carácter nos permite edificar relaciones profundas, las cuales nos llevan a ser confiables y creíbles, y trae por resultado la habilitación a ser usados por Dios para influenciar a otros.


    La mayoría de las personas que servimos a otros estaríamos de acuerdo que el liderazgo es influenciar a las personas para caminar juntos en la misma dirección. Este proceso puede involucrar la posición y el titulo, pero a menudo no es así. Nosotros, en el ministerio, sabemos que nuestra influencia, nuestro liderazgo y nuestro servicio, están gobernados por lo que Dios valora. Él describe lo que debemos hacer, al igual que como debemos buscarlo. Por esto es fundamental en la vida de un líder espiritual el corazón y su relación con Dios y el fruto de esto, en su carácter.


Cuando hablamos del corazón, la primera característica del corazón de un líder es la humildad. La Biblia dice en I Samuel 16:7 que “El Señor no mira las cosas que el hombre mira. El hombre mira la apariencia externa, pero el Señor mira el corazón.

Il Crónicas 16:9 nos dice que : “Los ojos del Señor buscan por toda la tierra para fortalecer a aquellos cuyo corazón esta completamente comprometido con El”.

Isaías 66:2 por su parte: “Este es el que yo estimo, al que es humilde y contrito y que tiembla a mi Palabra”.


El Señor está buscando a los de corazón humilde, que están dispuestos a hacer cualquier cosa que El les muestre que hagan. Por eso el corazón de una persona para Dios, es el fundamento para su liderazgo.


Vemos esto también en Romanos 11:28 hasta Romanos 12:8. La grandeza y la bondad de Dios son insondables. No hay nadie como El, quien es digno de nuestra adoración, nuestro amor y servicio, entonces la respuesta natural a lo que es Dios, es que nos ofrezcamos como sacrificio vivo, estando dispuestos a ser completamente transformados mientras Él renueva nuestras mentes. Cuando reconocemos todo lo que Él es en nuestras vidas, tenemos la libertad de reconocer que no somos suficientes. Esta humildad involucra la capacidad de vernos a nosotros mismos en una correcta perspectiva delante de Dios y de otros.


Mientras caminamos con el Señor, mientras permanecemos en Cristo, el fruto de nuestra relación con Dios se muestra en nuestro carácter.


En medio de esta crisis generalizada, los cristianos podemos verla como tal, o como una gran oportunidad de demostrar al mundo que Dios, dueño y Señor de la historia está en control, y que El escoge hombres y mujeres que modelen un estilo de liderazgo que traiga esperanza en lugar de dolor y quebranto. Es la hora señalada para que florezca el liderazgo espiritual.


Donde quiera que la obra de Dios ha ido al frente siempre ha tenido un líder en el timón, una persona singular llamada por Dios para dirigir a la gente a alcanzar Sus objetivos. Dios llamó a un hombre para iniciar una nación (Abraham), a preservar esa nación (José), a dirigir esa nación fuera de la esclavitud (Moisés). El usó a hombres y mujeres para promover Su agenda. El dirigió jueces y reyes para gobernar y profetas para reprender a su gente. Finalmente, en el cumplimiento del tiempo, envió a un hombre para morir por los pecados del mundo. Quita a estos lideres de la historia y tendrás una historia radicalmente diferente.


¿Qué es el liderazgo espiritual? Es una mezcla de cualidades naturales y espirituales utilizadas para influenciar al pueblo de Dios para alcanzar Sus propósitos. Aun las cualidades naturales no son autoproducidas, sino que son dadas por Dios, por eso alcanzan su mayor efectividad cuando son empleadas en el servicio de Él y para Su gloria. La obra del ministerio requiere que sea realizada por gente espiritual utilizando los métodos espirituales para alcanzar los objetivos de Dios. Si dejas cualquiera de estos fuera de la mezcla, dejas de tener una tarea cristiana.


Cuando miramos el liderazgo espiritual podemos dejar de lado algunos pensamientos tradicionales en cuanto a lo que hace a un líder. Si, los lideres espirituales son agentes de cambio, si, ellos influencian a sus seguidores, si, ellos alcanzan los objetivos, pero si su motivación y métodos no son espirituales, marchan al compás de un tambor diferente. 


Jesús identificaba sus roles de liderazgo en nuevos términos. El vino a ser un siervo Marcos 10:45 y un pastor Juan 10:10,11.


El líder como siervo: En Mateo 20:24-28, Jesús explicó cómo los valores del reino afectan el estilo de liderazgo: “Sabéis que los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que son grandes ejercen sobre ellas potestad. Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera ser el primero, será vuestro servidor, como el Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir para dar su vida en rescate por muchos.” El definió el camino del liderazgo. Un siervo está comprometido con el éxito de otro.


El Dr. Fred Campbell menciona que “Dios está buscando lideres siervos en la iglesia, quienes lideren al dar y no al pedir, lideres que sirvan a otros, y no así mismos”

La esencia del liderazgo espiritual es seguir a Jesús y servir a la gente.


El líder como pastor: en 1 Pedro 5:2-3 el apóstol escribe a los lideres de la iglesia: “apacentad la grey de Dios que esta entre vosotros, cuidando de ella no por fuerza, sino voluntariamente, no por ganancia deshonesta, sino con animo pronto, no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey”.


Las primeras responsabilidades de un pastor son, liderar, alimentar y proveer para las necesidades de las ovejas. Nuestro interés por las personas es la base para ministrarlas. El adagio es verdad: a la gente no le importa cuánto sabemos, hasta que saben cuanto nos importan. El servicio concierne a la tarea, el pastoreo tiene que ver con las personas. Lideramos realmente cuando pastoreamos y servimos. Las personas que exhiben estas características son los lideres que las personas quieren seguir.


Los lideres espirituales no descansan en un titulo o una posición. La perspectiva bíblica de liderazgo descansa en la calidad de vida del líder. Los atributos son una combinación de carácter, madurez y habilidades y experiencia.


Como dice el Dr. Fred Campbell: “El liderazgo es Jesucristo, en Él comienza y termina.”


Mario Bloise 

- Director de Cruzada Estudiantil y Profesional para Cristo, Fundador, director y profesor de FTIBA.

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